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Nacionales

De feria, las ferias

Por: Adriana Sánchez
Artículo publicado en Amauta con permiso de Revista Paquidermo
Fuente: Revista Paquidermo

Publicado el: Sábado, 24 de agosto del 2013

A inicios del 2006, una ruptura sentimental me llevó a cambiar drásticamente de aires. El cambio implicó una mudanza hacia el este de San José, y ahí desarrollé el hábito que más alegría me ha producido a lo largo de los últimos 7 años: ir los domingos a la feria de Zapote.

Para mí, la feria es parte de una memoria genética que huele a raíz de culantro, pollo sin hormonas, y esa combinación inequívoca de jugos de fruta, cáscaras de banano y la luz mañanera del sol. En San Isidro, abuelita me llevaba a la feria los sábados por la mañana. Era alucinante poder, por un día, caminar por media calle sin que hubiera carros, saludar a los vendedores de frijoles y contemplar a mi abuela, una señora viuda, menuda y pequeñita, evadir con elegancia las propuestas de matrimonio de mil viejos majaderos que la “pretendían”. Pero la cereza de ese pastel era mi bolsita de compra, que abuelita me alistaba ya en su casa: un paquetito de frambuesas grandes y deliciosas (sí, como las de Amelié), un trozo de pan dulce de los Amish y una cajeta de coco.

Con los años, el hábito de visitar la feria se me perdió en el intento. La dieta universitaria es alta en latas y carbohidratos. La fiesta del sábado por la noche, que se extiende hasta la madrugada del domingo, convierte en hazaña aplaudible el esfuerzo de levantarse temprano para ir a comprar una bolsa de tomates. Sucumbí al supermercado. Perdí la batalla.

Conocer la feria de Zapote fue, en este escenario, lo mejor que me ha pasado en la vida. Termina a las 2 de la tarde. A las 11 am todavía quedan verduras frescas. Está a la vuelta de mi casa. Venden de todo. La feria es un lugar de inspiración en el que se me vienen a la cabeza, entre colores, aromas y sonrisas, la mayoría de los platos del menú de mi restaurante. La feria es sagrada, porque es una experiencia de vida, no un simple espacio transaccional en el que cambio plata por comida. Ahí, en la feria, veo a los ojos a la gente que me da de comer, a quienes siembran mis ensaladas, sopas, postres. A quienes se levantan cada mañana mucho más temprano que yo para cuidar un legado que nos pertenece a todas las personas.

El pasado viernes 9 de agosto, leí aterrada que a algún cerebro del gabinete de doña Laura se le había ocurrido “mandar a cerrar las ferias del agricultor”. La información era imprecisa y contradictoria, pero al menos convocaba a una marcha para el martes 13. Decidí ir a la Asamblea Legislativa a investigar por mi cuenta, y esto que les cuento a continuación es un extracto de lo que aprendí ese día.

Martes 13 de agosto, 2013

10:00 am. Cuando me acerco, hay poco movimiento. La mayor parte de la gente está concentrada en los bulevares al costado de la Asamblea Legislativa. Me encuentro de frente con un grupo de trabajadores de la Fábrica Nacional de Licores y, con toda mi ignorancia sobre el tema, pienso que tal vez al gobierno de doña Laura se le juntó el ganado y todo el mundo decidió protestar el mismo día. Minutos después me avergonzaré de mi desconocimiento total sobre este tema tan importante para el país: la Ley Orgánica del CNP le da a éste potestad sobre la Fábrica Nacional de Licores además de las Ferias del Agricultor. El gobierno está haciendo fiesta, y los agricultores no fueron invitados.

10:15 am. Por fortuna, choco de frente con Grettel Montero, productora del programa Era Verde de Canal 15. Grettel, que sí hizo la tarea, me cuenta a grandes rasgos qué es lo que está sucediendo. Me le pego como una rémora, porque ella sí sabe a quiénes hay que entrevistar hoy. El primero, don Wenceslao Bejarano Rodríguez, presidente de la Junta Nacional de Ferias del Agricultor.

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“Dos millones de personas se benefician directa e indirectamente de las ferias del agricultor”.

“Este gobierno pretende, mediante un proyecto de ley que hicieron a nuestras espaldas y lo metieron al poder ejecutivo, eliminar la ley de ferias y la ley orgánica del CNP. Nosotros como agricultores pensamos en un proyecto país, queremos, necesitamos, un CNP fortalecido. Estamos organizados, tenemos una ley y no vamos a permitir bajo ninguna circunstancia que se elimine la ley de ferias, porque lo que se pretende es eliminar la ley de ferias y poco a poco, sin ley, van a hacer lo que les dé la gana: abrir el mercado, favorecer a los distribuidores de grandes cadenas importadoras, como Walmart y MegaSúper. Hay una estrategia para favorecer al mercado agroexportador. En este momento, la ley nos protege, nos favorece. Pero si se elimina esta ley, quedamos totalmente a la deriva. El gobierno malinforma a los consumidores: si perdemos la ley de ferias vamos a perder el nicho minorista de mercado más grande del país. Estamos hartos y cansados de este gobierno que atenta contra el sector agropecuario del país. Clamo como dirigente de los agricultores: hago un llamado a los consumidores para que se hagan presentes y juntos le digamos “basta ya” a este gobierno”.

Números

Doce mil familias beneficiadas. Más de 1 millón de personas pasan semanalmente por la feria, en total, estamos hablando de casi dos millones de personas que se benefician directamente de este programa.

Una feria para el beneficio de productores y consumidores

Las diferencias de una feria del agricultor a un supermercado son incontables, pero don Wenceslao nos recuerda algunas: 1) producto fresco, directamente de la tierra a la mesa del consumidor. 2) Un ambiente agradable, festivo. 3) Precios accesibles. 4) Productos frescos, llenos de nutrientes, que no llevan un mes refrigerados.

10:25 am. Grettel se mueve y yo voy detrás de ella. Estamos buscando al Secretario General del Sindicato de Empleados del CNP, Manuel Porras.

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“Nosotros estamos por la defensa de la institucionalidad de este país y por el apoyo a los pequeños productores nacionales”.

“Tal vez en los medios solo se ha venido hablando de las ferias del agricultor, que es un tema importante, sin duda, pero este conflicto va mucho más allá: se está persiguiendo un desmantelamiento institucional, en donde al CNP se le han venido quitando funciones estratégicas de apoyo a los pequeños y medianos productores y ahora, como punto final, se está impulsando un proyecto de ley para derogar la Ley Orgánica del CNP para, a través de esa derogación, derogar la Ley de Ferias del Agricultor y la Ley del PIMA (Programa Integral de Mercadeo Agropecuario), con un fin oculto: la concesión de la Fábrica Nacional de Licores que es la que suple hoy al sistema hospitalario del país de todo el alcohol al costo, y que además distribuye recursos en muchas instituciones y organizaciones de bien social”.

Don Manuel nos explica con mucha paciencia que la presidencia ejecutiva del CNP está planteando desde hace meses la supuesta necesidad de fusionar al CNP con el PIMA, para crear un mamotreto llamado Consejo Nacional de Comercialización Agroalimentaria (CNCA): están proponiendo liquidar a los 344 funcionarios actuales del CNP, con un presupuesto extraordinario que ya fue discutido y está en la Comisión de Hacendarios y convertir al CNP en una oficina administrativa de 59 empleados “y después decir que el CNP no tiene la capacidad para atender ese programa y entonces que pase a manos privadas. La misma suerte correría el programa de ferias del agricultor, cuando el CNP demuestre que no tiene la capacidad para administrar, fiscalizar y ser rector de un programa de esta magnitud. Si no tenemos ni siquiera la capacidad para asumir más del 20% del programa de abastecimiento hoy, con la planilla que el consejo tiene, mucho menos va a ser posible atender un programa que debe crecer y un programa de ferias del agricultor con una planilla prácticamente inexistente”.

Aquí me enredo. ¿Qué era el programa de Abastecimiento Institucional y para qué servía? Pero vine a aprender algo, y como es mejor parecer bruta por dos minutos que ser una imbécil el resto de la vida, le pido la aclaración a don Manuel.

“El programa de abastecimiento institucional es un programa que lo que hace es acopiar, proveerse a través de pequeñas organizaciones, para suplir el mercado institucional. Estamos hablando de cárceles, hospitales, CEN-CINAI, comandancias… además, también atiende las necesidades de la CNE en momentos de emergencia nacional. Ese programa se nutre de los aportes en producto que hacen los pequeños agricultores a los que hoy se les adeudan 4mil millones de colones, lo que no les permite, por supuesto, tener flujo de caja para seguir operando en el programa. Esto los excluye, los va desplazando del programa y permite entonces la justificación que ellos necesitan para decir que empresas como Walmart o grupo Constenla sí tienen la capacidad para suplir al mercado institucional, por su capital financiero”.

Conforme don Manuel habla, voy tomando conciencia del golazo que nos quiere meter el gobierno de doña Laura Chinchilla y me vienen a la memoria tristes y aterradores recuerdos de lo que fue el proceso de trámite y aprobación de la agenda de implementación del TLC con Estados Unidos:

“El PAI es un programa protegido, excluido de las condiciones del TLC, por eso es que es importante cambiar la ley, para quitar esa protección, y ferias del agricultor es exactamente igual: un programa de interés público y de carácter social. La ministra de agricultura decía que ellos están impulsando una propuesta de ley para darle ese estatus de interés público a las ferias, pero ya lo tienen: la ley de ferias ya lo contempla. Entonces no hay ningún cambio novedoso, lo que sí hay es intereses ocultos. No como ha venido diciendo la ministra, que los sindicatos tenemos intereses ocultos: nosotros estamos por la defensa de la institucionalidad de este país y por el apoyo a los pequeños productores nacionales”.

10:35. Sigo caminando entre la gente. La marcha arranca con pancartas, los emblemáticos camiones de cajón de madera en los que las familias productoras se trasladan los fines de semana a las ferias del agricultor, música y vendedores de gelatina. Me subo a una banca para ver a la gente pasar. Todo el mundo nos muestra con orgullo su pancarta, su camiseta, su bandera. Esta gente, ellos, los que nos dan de comer. Y muchos otros: empleados del CNP, de la FANAL, estudiantes, militantes del Partido de los Trabajadores. La marcha se hace bastante más grande de lo que me la imaginaba. Comenzamos a movernos hacia la avenida 2, con rumbo a San Pedro. Los oficiales de tránsito brillan por su ausencia. Los taxistas, animosos, pitan y acompañan la protesta que se los topa contravía. Me cruzo con Grace García, de Coecoceiba- Amigos de la Tierra, quien, estoy segura, tiene una clara visión del panorama general de esta protesta. No me equivoco.

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“Si se concesiona la FANAL, se privatizan las ferias y se transforma el CNP, y se transforma la institucionalidad productiva en una institucionalidad comercializadora de los agro negocios, el sector agrícola está enterrado”.

Grace nos hizo el gran favor de contarnos quiénes estaban el martes en la marcha y por qué: “esta es una marcha convocada en conjunto por una plataforma que ahora se llama el Foro Nacional Agropecuario, que es una instancia donde participan los sindicatos del CNP y el Consejo Nacional de Soberanía Agroalimentaria (impulsado con la intención de llevar a cabo una reforma constitucional que es el derecho a la soberanía y la seguridad alimentaria en el marco de la reforma constitucional del artículo 50 de la constitución política). Estas dos instancias se han juntado con otras organizaciones involucradas con el tema de la comercialización de productos: la Junta Nacional de Ferias y el Concejo de Centros Agrícolas Cantonales, ambos parte del CNP”.

Según me explicó Grace, la partida destinada en el presupuesto extraordinario para liquidar a la planilla del CNP (7 mil millones de colones), es solo una muestra de un proyecto mayor, que afecta a todo el sector agro del país: “Hay una propuesta de parte del gobierno para reestructurar al CNP, y sobre esto es que se habla entonces de un proyecto que no está en la corriente legislativa pero que se está tratando ya en Consejo de Gobierno. El proyecto incluye una reforma muy importante a la ley orgánica del CNP que convierte al CNP de Consejo Nacional de Producción a Consejo de Comercialización Agroalimentaria. Esta oficina serviría básicamente para administrar los agro negocios. Recordemos que la ley establece que solo pequeños y medianos productores pueden participar en las ferias. No es que el gobierno quiera quitar las ferias: quiere abrirlas, que cualquiera pueda ir, que los grandes comercializadores puedan participar. Ir desapareciendo la figura del fin de semana para que los supermercados puedan instaurar mecanismos de distribución que sustituyan a las ferias del agricultor.

Conversar con Grace siempre me ha resultado muy productivo. Ella posee una capacidad admirable para ver el panorama completo:

“Se hace una modificación muy sutil a toda la institucionalidad en materia de producción. Esto es grave. El caso de FANAL es muy dramático: se redujo la fábrica nacional de licores y ahora lo que quieren es concesionarla porque es un mercado altamente rentable para los grandes empresarios, y el alcohol de todo el sistema hospitalario del país lo suministra la FANAL a precio de costo. Imaginemos lo que significaría, en términos de costo para el sistema hospitalario, tener que comprar el producto a precios antojadizos: la FANAL no solo se trata de hacer guaro para vender y tomar, es un ente que hace grandes aportes en términos del bienestar social para el país. Si se concesiona la FANAL, se privatizan las ferias y se transforma el CNP, y se transforma la institucionalidad productiva en una institucionalidad comercializadora de los agro negocios, el sector agrícola está enterrado. Esto es grave. El país ha adquirido compromisos comerciales, los TLC son ejemplo de eso. Hay compromisos que deben establecerse en una normativa nacional y la que existe no es suficiente. Todo lo contrario, la normativa existente está en contra de la apertura comercial, como en el caso del CNP, que establece que el sector productivo nacional tiene que ser parte del desarrollo activo del país y es lo que no estamos viendo en este momento con la política pública agropecuaria”.

12:05. Sin darme cuenta, ya estoy Frente a Casa Presidencial. Salir de la rotonda de La Hispanidad hacia la circunvalación fue peligroso para quienes marchaban: la policía de tránsito, literalmente “hacía sombrita” mientras autobuseros, camioneros y pachucazos le tiraban el carro encima a quienes trataban de tomar la vía. En el puente, una cantidad innecesaria de policías hacen guardia. Ellos son quienes tienen en sus manos la aburrida labor de hacer presa y no dejar a los agricultores ingresar a la calle frente a Casa Presidencial con sus vehículos. El zafarrancho se evita por milagro y por la actitud proactiva de José María Villalta, diputado del Frente Amplio, quien dialoga con los matones y logra que permitan el ingreso de un número antojadizo de camiones. Luego, la grúa de la policía de tránsito se atraviesa y nadie más logra pasar.

Ya dispuesta a caminar hacia mi casa, me encuentro de nuevo con Grettel, que me recomienda hacer una última entrevista. Don José Oviedo, Secretario General de la Unión Nacional de Productores Agropecuarios, miembro de la Vía Campesina y presidente del Concejo Agroalimentario Nacional.

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“La ley orgánica del concejo nacional de producción y la ley de ferias del agricultor son una piedra en el zapato para los grandes importadores de alimentos”.

Don José me detalla mejor el asunto mencionado por Grace sobre la reforma constitucional al artículo 50: “el Consejo Agroalimentario Nacional tiene en estos momentos una campaña por la soberanía alimentaria. Queremos que en la constitución política se estipule, en el artículo 50, el derecho a la alimentación del pueblo costarricense, la seguridad alimentaria bajo el principio de soberanía alimentaria, y hoy estamos aquí marchando porque no queremos que sea eliminada la ley orgánica del CNP, ni la ley de ferias. Estas leyes, en el momento en el que llegue un gobierno que se preocupe por la alimentación del pueblo costarricense desde la producción, son un fortalecimiento, una garantía para el sector”.

Para don José, estas acciones gubernamentales son consecuencia de los tratados comerciales internacionales, y pueden tener consecuencias nefastas para el modelo de desarrollo de Costa Rica: “La Ley Orgánica del Concejo Nacional de Producción y la Ley de Ferias del Agricultor son una piedra en el zapato para los grandes importadores de alimentos, entonces por eso el interés de eliminar dichas leyes, para tener la apertura total, Para rematar, quieren fusionar el PIMA y el CNP, para convertirlos en una oficina para los grandes importadores y no al servicio del campesinado costarricense. No vamos a permitir que esto se dé. Hoy es la primera acción, y seguiremos trabajando todo el tiempo que sea necesario”.

Si está leyendo estas últimas líneas, se le agradece la paciencia. Llevo días pensando en cuál sería la mejor manera de compartir los argumentos recogidos el martes 13 de agosto durante la marcha. Ayer domingo me encontré de nuevo en Zapote, pensando que me gustaría seguir viviendo en un país que tiene ferias del agricultor. Que sería bonito vivir en un país en el que las personas que siembran nuestra comida sean tratadas con el respeto que merecen. En el que escojamos un modelo de desarrollo inclusivo, para construir una Costa Rica en la que quepamos todas y todos. Piense en esto. Vaya a la feria. Consuma productos locales. Conozca, al menos de cara, a la gente que siembra su comida. No piense que nada de esto le afecta: se sorprendería de todas las caras conocidas que se puede topar en una feria del agricultor, porque es ahí en donde la señora de la soda de su oficina, el dueño del restaurante chino del barrio, el chef de nueva cocina costarricense o la muchacha del restaurante vegetariano compran sus ingredientes. Sé que hay mucho qué mejorarle a las ferias del agricultor. Pero para mejorarlas, primero tenemos que asegurarnos de que sigan existiendo.

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